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¿Y porque no?
Vamos a ver, hay dos propuestas, una es que presente en este medio notas periodísticas de lo que sucede en este terreno llamado México.
La segunda es que presente los escritos aquellos que por broma, por diversión por reflexión, por inflexión .. no, no, no, lo último olvidenlo, mi tichera me cacheteo por que por ¡inflexible! ni se que es eso, pero ella en lugar de explicarme, hay 'ta, cacheteandome los cachetes.
Bueno, les decía... Hay algunos escritos como el que en esta oportunidad pongo a ustedes a consideración existen en los archivos olvidados del arcaico pc.
Si es que acaso les gustan, opinen. Si no les gustan, por favor, Dedito arriba y ya leerán algo mejor ¿sí?
Tst, tst, tst... antes de que se me olvide y empiece a recibir recordatorios ''non gratos'' por la forma, modo, o lexico utilizado por domis, aclaro, es su muy particular forma de hablar, gracias a la octogenaria permanencia de una sola señal telenovelera a nivel nacional, por lo tanto, intente escribirla tal cual se supone se escribe pero... obvio, los errores que los H. elementos paristas del S.N.T.E. no corrigen en su oportunidad, quien solo escribe, pues ni modo que se los corrija.
Tras lo anterior, ahora sí
Para ustedes:
Domitila ¡Arrestada!
El cuarto día de trabajo en casa del Señor Filemón Casas
Grandes, para Domitila no pudo haber sido de más sobresalto, ya que como a las
seis de la mañana, se dirigía despreocupadamente con rumbo a la panadería
ubicada a tres calles del domicilio cuando a su lado y cerrándole el paso, con
llamativo enfrenón se detiene una patrulla policíaca y del interior le gritan
que se detenga y ponga las manos en alto y rostro hacia la pared, por lo que
sobresaltada por lo sucedido, grita aterrorizada y arroja la bolsa que traía en
su mano, en dirección al rostro del uniformado que en ese momento descendía del vehículo.
—Quieta vieja jija de la tiznada, hasta que por fin te
agarramos... —Dijo el oficial al mando y dándole un empujón, Domitila cayo boca-abajo
sobre el cofre del vehiculo, gritando.
— ¡Ora jijos de la cuicada! ¡¡Chinches rateros con
uniforme!! ¿Que les pasa grifos hijos del gobierno?
En ese momento un golpe dado en su espalda la hizo volver
a gritar pero no de terror sino de dolor, ya que es de todos sabido que a los azules ni 'mi alma' se les puede decir.
Acto seguido la mandaron a callar o le daban el segundo ‘'para
que se alivianara'’ dijo otro oficial. Ya sometida, esposada con las manos a su
espalda y sin darle un respiro para analizar lo que ocurría, se le preguntaba
de una forma y otra;
— ¿En donde están tus cómplices? ¿Quien se llevo lo que
acabas de robar? ¿En donde vives? ¿Quien es tu jefe? ¡Habla o te damos tu
agüita, jija de la tiznada!
Y así uno y otro la asediaban y en cuanto se callaron un
poco escucharon que Domitila les dijo:
— ¡Pínchis rateros con placa! ¿Pos de cual jumaron?
Y sin darle más oportunidad a nada, de un empellón la
introdujeron a la patrulla y arrancaron de ahí en dirección a la delegación
correspondiente.
Don Filemón que ya para esos momentos salía de la regadera,
escuchó los insistentes toquidos en la puerta de acceso principal y a los
cuales nadie acudía a atender, por lo que personalmente y en bata abrió la
puerta mientras preguntaba en tono molesto;
— ¿Puedo saber cual es su prisa o quien se le esta
muriendo para que toque así en esta casa?
— ¿Vive aquí la huarachuda? —Le respondieron y preguntó;
— ¿Huarachuda? Ah ¿Se refiere a Domitila? Sí, aquí trabaja
y vive ¿Porque pregunta o para que la quiere?
—No, yo para nada, solo que quiero avisarles que aquí a la vuelta, los azules la subieron a una patrulla y se la llevaron detenida. Ah y también le dieron unos leñazos con el garrote ese que se cargan y… —Siendo interrumpido por Don Filemón que dijo;
— ¿A Domitila se la llevaron los policías? ¿Esta usted seguro? ¡Mire que es muy temprano y aún no llegamos al 28 de diciembre para bromitas pesadas, eh! ¡Espérese ahí, no se vaya que voy a checar a su cuarto!
—No, yo para nada, solo que quiero avisarles que aquí a la vuelta, los azules la subieron a una patrulla y se la llevaron detenida. Ah y también le dieron unos leñazos con el garrote ese que se cargan y… —Siendo interrumpido por Don Filemón que dijo;
— ¿A Domitila se la llevaron los policías? ¿Esta usted seguro? ¡Mire que es muy temprano y aún no llegamos al 28 de diciembre para bromitas pesadas, eh! ¡Espérese ahí, no se vaya que voy a checar a su cuarto!
—Dijo y cerró la puerta, dirigiéndose directo a la
habitación de Domitila, en donde tras llamar y no obtener respuesta abrió la
puerta, sin entrar y solo meter un poco la cabeza, la llamó sin obtener
respuesta, vio el cuarto arreglado y solo.
Regreso a la casa y entró a la cocina, también la miro vacía
y sin nadie.
Solo
la cafetera ya conectada le confirmo que Domitila no estaba en casa, regresando
nuevamente a la puerta principal y decir a la persona que ahí aguardaba;
—Disculpe usted caballero, ¿Me
podría dar los pormenores de lo que usted miro ocurrir con mi empleada? Pero
por favor pase ¿Gusta un café? ¡Pase, pase! —Abrió la puerta y tras ingresar el
visitante la volvió a cerrar y le mostró el camino a la cocina.
Mientras tanto, en la delegación ya estaban presentando a
Domitila como la mujer recién reportada, -según ellos-, del robo cometido
a un domicilio cercano a donde labora y causa de la detención.
El oficial encargado de recibir a los sujetos detenidos, tras escuchar lo dicho por sus agentes sin más preámbulo le pregunto a Domitila:
—Dígame su nombre, apellidos, fecha de nacimiento y ya se
que se dedica al robo como ocupación, ¿Nombre?…
— ¿No quere que tamíen le de mi aita de dejuncion? ¿Pa que mi trajieron? ¡Quero hablar con mi patrón!
—Dígame su nombre primero, esta detenida por robo y ya que hayamos llenado algunos papeles, entonces podrá hablar con quien usted quiera ¿Me entendió? —Le dijo su interlocutor y escuchó atentamente lo que Domitila ya fuera de sus cabales por lo escuchado, le decía;
— ¿No quere que tamíen le de mi aita de dejuncion? ¿Pa que mi trajieron? ¡Quero hablar con mi patrón!
—Dígame su nombre primero, esta detenida por robo y ya que hayamos llenado algunos papeles, entonces podrá hablar con quien usted quiera ¿Me entendió? —Le dijo su interlocutor y escuchó atentamente lo que Domitila ya fuera de sus cabales por lo escuchado, le decía;
— ¿Questoy queee? ¡¡Chinche ticolotito di sigunda!! mijor ti asiguras di lo que
tas hablando porque seré india piro no pendeja ¿Mentendites? ¡Tas violando mis
derechos ciudadanos! Así que ora dime, ¿De cuanto quieres tu mochada? porque'sa
te la va dar tu m... —Fue interrumpida por la voz del oficial que le grito a
uno de sus Sub-alternos diciéndole;
—Enciérrenme esta vieja ratera, y al rato que se controle
me la traen de regreso para registrarla y ficharla.
Sin dejar de mostrar su coraje e impotencia ante semejante
acto de prepotencia característica de nuestros amados guardianes del orden,
fue llevada al interior cargada por 4 sujetos que no la podían controlar, dejándola
ahí, en una celda fría y alejada de los otros reos.
No pasó mucho tiempo cuando escuchó su nombre y ser llamada repetidamente. Grito que era exclamado por uno de los guardias que ahí se encontraba, el cual abrió la puerta de su celda y le pidió de favor le siguiera, ya que quedaba en libertad.
No pasó mucho tiempo cuando escuchó su nombre y ser llamada repetidamente. Grito que era exclamado por uno de los guardias que ahí se encontraba, el cual abrió la puerta de su celda y le pidió de favor le siguiera, ya que quedaba en libertad.
Don Filemón, ya la esperaba ahí en barandilla teniendo a
su lado la presencia del delegado municipal encargado de esa delegación, el que
al recibir la llamada telefónica de tan digno diputado, presuroso y con total disposición —hipocresía digna de los políticos en función— acudió a su
encuentro para solucionarle el problema de su domestica retenida.
También se encontraba junto a ellos el oficial que había
ordenado su encierro. Cuando la miró salir con los ojos llorosos y el encendido
rojo de su cara, se dirigió a ella diciéndole que ya estaba todo arreglado, que
ya se podían ir a casa y que el oficial tenia algo que decirle, por lo que tomándola
del brazo volteo y mirando al oficial
que se aproximó y le dijo:
—Señora, a nombre de los policías
que la detuvieron y mío propio pido una disculpa por haberla confundido y por…
Hasta ahí llego lo que alcanzo a decir, porque un golpe en
su quijada lo llevó al piso de forma sorpresiva y antes de quedar inconsciente escuchó;
— ¡Siñora su madre, pínchi cuico di sigunda! Y eso es por los tiznadazos qui mi dieron los otros güeyes...
— ¡Siñora su madre, pínchi cuico di sigunda! Y eso es por los tiznadazos qui mi dieron los otros güeyes...
Tarde reaccionó don Filemón, el golpe ya estaba dado y al
ver que su empleada se le abalanzaba al caído dispuesta a seguirlo golpeando, la
alcanzó a detener por los brazos y decirle:
— ¡No Domi, no! ¡Ya cálmate y vayámonos, no hagas una
tontera, vámonos!
El delegado se puso en medio de todos, le pidió al Sr.
Casas Grandes se llevara a la dama y el arreglaría ese asuntito con los
uniformados, que lo diera por hecho seguro y se les disculpara por el
desaguisado ocurrido. Cosa que así sucedió, salieron ambos de la delegación y
abordaron el automóvil en el que los esperaba la Señora Perpetua
Cruz, la cual preguntó;
—Domitila
¿Esta usted bien?
—Sí,
— Respondió con voz entrecortada por el llanto.
Durante el trayecto de regreso, no se habló nada más y ya
en el interior de la casa, Don Filemón para romper el silencio dijo;
—Domi, vamos a tomar un delicioso café de esos que sabes
preparar y tan bien cae por las mañanas ¿Te parece?
—Pero
se lo va tragar sin pan, porque’sos Pínchis cuicos…
—Domitilaa,
¡Que no hables así! ¿Cuánto te lo tengo que decir?
—
¡Oh que la! ¿Pa que no me dejo darle’n su…?
—Domitila, la violencia no lleva a ningún lado —Interrumpió
la Señora y añadió:
—Mira que es la política que no se puede erradicar de
nuestras autoridades, ellos siempre agarrarán al inocente y lo encontraran
culpable, mientras al delincuente únicamente le sacarán una parte del botín y
lo dejaran continuar con sus fechorías.
—Pues si ya lo dijo un intelectual; ‘Cuando el diablo no
tiene nada que hacer, se dedica a matar moscas con el rabo’ —Terció don Filemón
añadiendo
—Domi, tomémonos ese café y olvidemos tan mal momento ¿Quieres?
—
¡Pos ya que! Ya mi madríaron. Concluyó Domitila.
Las historias de Domitila, no terminan aquí, aún hay algunas más y con gusto las iremos presentando, por hoy y debido a que es hora que me ponga a hacer lo que tengo que hacer y dejar de hacerme tarugo con lo que estoy haciendo. Voy a ganarme la miseria de sueldo por la que me contraté. hasta la siguiente y recuerden: 'Tomen las cosas con optimismo'.
Así decía una persona 'X'. Cuando le pregunte que era 'optimismo', me dijo que no fuera tarugo, que era lo que me tomaba llamándolo coca cola. ►Eaglespy®◄