23/12/12

¿Será Vejez?

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Muere la tarde al aparecer la luna

     Ese día empezaba a obscurecer, en el hogar no se escuchaba ruido alguno, dentro de la biblioteca, el habitante sacó de su escritorio una hoja de papel y un  lápiz, para entonces con la mirada fija iniciar con;


‘‘Te quise escribir...

Quisiera mandarte estas líneas, pero con ellas deseo sientas el calor del amor y la pasión con las que van escritas, porque no son solo sentimientos superfluos, porque no es solo producto de mi imaginación.

Quiero decirte que no importa el como nos conocimos, lo que importa es que lo hicimos. No importa qué pasamos por ser jóvenes, importa que lo compartimos, que fue lo hecho, de interés común —el sentir tu cuerpo unido al mío durante todo este tiempo, el sentir tu calor quitarme el frío en las noches de invierno, el tomar el liquido refrescante que te entregaba para el tiempo de calor, el decirnos cada día, ¡adelante!—. Y me pregunto ¿Como deje de reconocer el valor de cada detalle?

Quiero dejarte saber que la dureza del árbol rugoso se ablanda con la gota de agua que sobre el cae cada día, que si tu amor perseveró para abrir mi corazón, entonces ahora que es tuyo por completo, quiero agradecerte por enseñarme el camino correcto.

Amor, sé que pasamos noches de disputa, sé que en más de alguna ocasión te engañe, te mentí, falté a mi palabra, pero eso no significó que doblaras las manos y te dieras por vencida, al contrario, con más ahínco peleaste porque te reconociera. ¡Que si el perro te ensuciaba el piso, me sonreías cuando lo acariciaba! ¡Que si un gorrión se me escapó de su jaula, decías; ya volverá! ¡Que si fui cruel con mis palabras, pusiste la dulzura en tu respuesta!

Entonces amor...

Navidad de esperanza.
Cuando en aquella navidad no teníamos un pan para llevarnos a la boca, aun no sé de donde sacaste esa idea de que un buen té, nos endulzaría el momento del nacimientos del niño Jesús y ¿Recuerdas? Llegó nuestro rentero a darnos las gracias por lo que le ayudamos en sus momentos de desesperación, y no fui yo, fuiste tú, fue tu hermoso don de saber ser, tu don de sentirte humana y entonces el pan llegó a la mesa, la felicidad a tu rostro y la algarabía a nuestro hogar.

No volvimos a conocer navidad triste, quizás, sí algún día malo, pero tus consejos me llevaron a tomar las cosas con optimismo y limpia sabiduría, Hoy puedo decir que Dios y yo somos los grandes amigos, porqué me enseñaste a conocerle, hoy podré decir que después de Dios estoy yo... la vida me lo tomara a broma, al diablo le hará mella escucharlo y entonces quizás, él vendrá detrás mío por intentar quitarle un lugar que malévolamente a buscado tener.
El bien y el mal dentro mío, pero no lo miro como algo de lo que aquí te quiera asentar, porque continúo buscando la palabra con la que te pueda explicar este sentimiento, lo que nunca te he dicho antes, la acción con la cual no he demostrado tener un algo que te haga sentir orgullosa y sencillamente, feliz, enamorada y bien correspondida.

Quiero en esta carta, en este pequeño escrito dejar mi sentir, dejar mis sentimientos plasmados, dejarte saber, que con todo y lo que haya hecho malo, siempre busqué un momento de reflexión para poder decirte—como aquella primera vez—, ‘gracias y te amo’.

Sé que podrás decir que no es tarde o que no estoy falleciendo para querer dejar salir un sentimiento, pero aun así, siento que es mi deber tenerte por lo menos un día, un momento, con ese conocimiento del cual careciste durante largo tiempo, porque a mi, a mi me falto valor para decírtelo en su oportunidad.

Quiero dejar por escrito, quiero que estés enterada’’.


Cuando el sujeto terminó de escribir, las lágrimas le escurrían por el rostro, desencajado y también molesto se preguntaba; ¿Porque me faltó valor para decirlo solo una vez?
           
Se levantó de donde se encontraba, caminó a la pequeña terraza de ingreso a su hogar, admiró el naranjo aromático y lleno de frutos que ella, su mujer, su esposa, con delicadeza cuidó cada día. Dirigió la mirada al rosal y con una sonrisa entre labios recordó el día que le llevo la raíz y le dijo sonriente; ‘este te va a dar las flores que nunca te traigo’.
Y así fue... ella lo plantó en aquel jardín, pasado un tiempo el rosal empezó a florecer y ella a agradecer por cada flor obsequiada,’rosa de cristal’ lo llamaba, pero ¿Acaso la delicadeza de esa flor se comparaba a lo frágil del cristal  para que así le llamara? Nunca recibió respuesta pero siempre esbozo una sonrisa.
           
Árbol de granada con frutos.
Del fondo del jardín le atrajo su atención la Hierbabuena que celosa buscaba crecer más que una Margarita, la rodeaba aromatizando a fresco, se mezclaba entre sus delicados pétalos y buscaba sobresalir, entonces miró el Granado, con la flor roja a punto de reventar el fruto, comida favorita del Colibrí, —eso pensaba él— porque cada mañana descubría a dos o tres ladronzuelos de estos libando la miel de sus capullos.
           
La casa... ¿Cuanto tiempo habían pasado ahí? Entre esas paredes de madera, bloque y concreto, paredes que detrás de cada una, había una historia que no precisamente debía de ser de tristeza o melancolía. Esas paredes habían servido para dar cobijo a ellos, a los hijos de ellos que ahora ya no estaban, hijos que ya por la edad se marchó cada uno por su rumbo, cada cual por su futuro propio, en la búsqueda de vivir su vida.
           
Entonces pensó; y nosotros aun aquí nos mantenemos firmes. Sí, ellos aun vivían esa vida de pareja que un día decidieron formalizar, vivir, gozar. Ya su edad no daba para andar coqueteando como en antaño, ya las cabelleras teñían el color plata y no el negro azabache que tanto presumían. Una decisión tomada más de 40 años atrás.
           
Miró en su entorno y dejo volar el recuerdo de cuantos vecinos llegaron y se fueron, cuantos jóvenes se volvieron adultos, cuantos adultos envejecieron y sobre todo, en cuantos se les adelantaron en el camino ineludible.
           
La pareja comparte, vive y disfruta.
Hizo un hincapié en un vecino en especial, en aquel que bromeando con él, le decía que cuidara a su esposa, que tenía la mejor de las mujeres del mundo y que él, se estaba enamorando de ella. Se sintió sí quizás celoso, quizás ofendido. Acción que olvidó al platicar entre ellos un día y habérsele comentado lo que no ignoraba o no quería ver, lo que no sabia con detalle, aun cuando fuese pequeño corresponder.
Le dijo que su esposa lo amaba, que él como vecino podría decir mil y un cosas, pero que una mujer enamorada, cuando ama de verdad, no hay puerta que pueda encerrar ese sentimiento y que él era un ganador, porque esa mujer le era fiel y sagradamente seria su doncella por siempre.
Después de haberle dicho esto el vecino, le ofreció su mano y el respeto a su señora esposa.

Ese vecino falleció dándole las gracias por estar con él en sus últimos días, por haber sabido ser amigo y hasta ese momento que seguía sin entender lo que a su lado tenia pero que —como el vecino decía— esperaba pronto lo supiera.
Ese vecino se le vino a la mente precisamente hoy que no sabia como dejar a su mujer una muestra de lo que para él significaba ella y entonces se volvía a preguntar ¿Por qué me faltó un detalle?
           
¿Reacción tardía o sentimientos encontrados? sí, la vejez o el paso de los años pueden traer ese tipo de sentimientos, también la falta de alguien con quien compartir los momentos agradables, pero sobre todo, el pensar que se pudieron compartir y no se llevó a cabo por la mal llamada sociedad machista que no permite que el hombre comparta con sus seres amados, los verdaderos momentos de triunfo en la pareja.
           
¿Era ya un anciano? No lo sabia, solo pensaba que ya no tenia la fortaleza para escalar una cima, para correr en bicicleta, para soportar una noche a la luz de la luna con una fogata encendida, esperando el amanecer entre cantos y botellas de licor, o romanticamente abrazado a su pareja.
Disfrutar de una lunada, desean las parejas.
Ya todo eso había pasado a mejor vida, o quizás, se encontraba guardada en el baúl de los recuerdos dentro del sótano de aquella casa y por no querer usurpar un lugar, es que no había intentado hacer nada de lo antes señalado.
           
¿Como se vería un anciano en una lunada? ¿Pero a quien le importa eso? ¿Como es que se interponían los demás en su sentir? Pensó que lo mejor sería sentirlo él por él mismo y dejarse de preocupar por el ¿Qué dirán? Quien le rodeaba, quien a su lado pasaba no era gente de preocuparse, pues la vida, su vida, la vivía solo él, y él la vivía con quien él quería, amaba y sobre todo, con quien había sido su pareja por lo largo de la vida, la que de forma absurda, él mantuvo ignorada.
Volvió al interior del hogar, dispuesto a dar un beso y ofrecerle su ayuda a la mujer de su vida, caminó unos metros, le gritó por su nombre; ¡Eloisa, Eloisa! después... nada.
           
La mujer se encontraba en la cocina, cuidando el punto exacto de ebullición del agua que tenia en la lumbre, ya tenia lista la taza con una onza de licor de jerez y un poco de canela en polvo, esperando el café de olla recién preparado con el café recién tostado y molido, el nombre de la bebida la mujer no lo había olvidado, ya que diariamente debía tenerlo preparado para cuando él se sentara frente al televisor a esperar que ella preparara la cena que ambos disfrutarían en forma silenciosa.
¿Obligación, sumisión, amor? ¿Que llevaba a la mujer a ser puntual y exacta en cada una de las cosas? No lo sabía, no quería saberlo por que solo se respondía que desde siempre, lo amaba.
           
Servia el café cuando escuchó el grito, cuando escuchó el sonido que emite el caer de un bulto al piso, agitó el contenido para mezclarlos y con taza en mano presurosa se dirigió a la sala, no vio al esposo, buscó y observó el cuerpo tirado en el suelo y entonces gritó ¡Mario…! Arrojó la taza al piso, se hinco a un costado del cuerpo y repitió su nombre; ¡Mario, Mario...!
           
La muerte, extraño visitante, jinete siniestro que visita a las personas cuando menos se le espera. Cabalgando en caballo azabache, en tordillo o alazán. Caminante eterno, como viaje no importa, para ella lo único que importa es; que tiene una misión y un trabajo por cumplir, trabajo encomendado por alguien que la gente aun no sabe exactamente quien es. ¿Será la vida, Dios, la naturaleza o el destino?
           
La muerte, símbolo que desde siempre se ha presentado en forma de huesos sin rostro, cargando una larga guadaña, en forma obscura. La muerte es una enfermera que aplica una inyección que se convierte en letal y cuando ese piquete es dado, entonces el corazón deja de latir, deja de sentir.
           
La mujer, Eloisa exhaló, quiso exhalar, lo tomó de la mano, suplicante o aterrorizada por la visión que frente a ella tenía y para la cual no se encontraba preparada. Sentía pedirle respondiera, que abriera los ojos pero no supo cuando, su cabeza se colocó sobre el pecho del ser amado.

Se unieron sus cuerpos, se unieron sus vidas, ella, ignorando lo escrito momentos antes por él, ignorando que le había escrito cuanto la amaba, que no podría nunca dejarle sola, se le unió.
No hubo más palabras, la vida era de ellos dos, entonces, la muerte no sería de uno solo, la muerte venia por la pareja para que, como pareja que habían sido por lo largo de sus vidas, aun en la inmortalidad que se dice se vive, ahí también estarían.

En pareja, enamorados, amándose, ella ignorante de lo escrito, él deseando besarla y escuchar su perdón.
No tuvieron más tiempo, los dos ahí fallecieron.
                                                          
►Eaglespy®◄


22/12/12

Quiero solo mirar el horizonte

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Ahora si que me siento como si una gran multitud hubiese pasado por encima mío y de mi memoria se haya hecho un licuado de recordatorios.
No se que quiero recordar primero, no se que quiero hacer a continuación, tampoco sé, como me voy a presentar ante alguien que solicite verme para sostener alguna conversación.

Quiero recordar aquella tarde en la orilla del mar, tarde calurosa, el aire aumentaba la temperatura, las aguas azules y frías acogían a quien a ellas osaban entrar y nadar.
Dentro de mi silencio sepulcral cubría mis ojos de los rayos del sol para poder mirar a ese horizonte, a esa línea horizontal que aparentemente se forma y describe en donde termina la vista. La unión del mundo terrenal con el celestial, una conjugación de vista exquisita para quien la admira, la mano de dios en la naturaleza, la obra maestra del pintor y lo negado al escultor, inspiración de escritores, enamorados y huidizos amantes en cada trazo formado o párrafo escrito.

Amada mía, aquí en donde me encuentro y en ti pienso, quisiera declamarte una poesía llena de amor, cantarte aquella canción que un día hizo latir tu corazón en forma desmesurada o simplemente, darte la flor que nunca recibiste. No se porque quiero hacerlo, no se porque te recuerdo con esa pasión desenfrenada que en nuestros momentos nunca tuvimos, pero ¿Fue por qué? ¡Tampoco lo se! Y entonces te sigo pensando, recuerdo tu talle que delicadamente tocaba y tus labios que enamorados sonreían por las travesuras dichas, efectuadas.

Soleado amanecer, disfrutado en pareja.
Esa noche en la que unidos permanecimos en la playa y sentados sobre la arena  recibiendo la brisa nocturna, a la luz de la luna llena que no dejaba un espacio en negro para que todo fuera observado, nos llenaba de placer y entonces no hablábamos, solo bastaba el girar la cara y vernos a los ojos, en silencio.
El tiempo inexorablemente continuo su marcha, la marea poco a poco fue bajando su nivel, el aire nos dejaba sentir la llegada de un nuevo día y el alba nos recordó que también el amor renace.

Un licuado de recuerdos quisiera hacer y mantenerlos siempre vigentes, pero también quisiera olvidarlos porque nada de eso llegó a ser por siempre o duradero y se que erré el camino, olvidé quizás mis promesas de amor hechas a ti, olvidaste lo que prometiste y el rumbo fue otro, fue el que nos llevo a donde estamos; lejos uno del otro.

No se si me recuerdes como te recuerdo yo, no se si de tu cuerpo emanen esos sentimientos que erizan la piel, deseosa de ser tocada por esas manos que un día suave y delicadamente la recorrieron y la hicieron vibrar.

Ante la realidad de la vida, ante la maravilla que frente a mi tengo, ante los sonidos que ocasiona el golpeo de las olas con las piedras que emergen protectoras te recuerdo como en aquel primer día, en el que solo bastó una simple palabra de saludo para saber que en ese momento ambos nos necesitábamos.
No quiero recordar más, quiero solo mirar el horizonte, quiero solo salir y saber que a mi regreso te encontrare pero…

El oleaje viene y va ¿Igual será el amor? El oleaje sé que no se puede mantener estancado, perdería su nombre y entonces serían aguas muertas. No puede existir oleaje fijo porque las aguas se renuevan, igual sucede con el amor, si no le añades un poco de movimiento cada día, se estanca y entonces se convierte en costumbre quizás y dirías, diríamos, por costumbre estamos enamorados.

¿Que quiero hacer a continuación? Aún sigo sin saberlo, porque no te puedo dejar de pensar, porque tampoco quiero dejar de observar al horizonte, de sentir las frías aguas que me hacen sentir tal como tu me hiciste en algún momento de mi vida; ¡Vivo!

Hacer, ser, sentir, vivir, respirar, ver, palabras que conjugadas dicen más de lo que uno lee, hace, es, siente, vive, respira, ve, porque es ciego ante la belleza, ignorante ante la libertad que a sus pulmones llega al respirar, indolente ante los sentimientos, vagabundo, robot que imita lo que observa, nómada sin iniciativa.

Quisiera andar por el mundo de la mano contigo, pero no te tengo ni tampoco quiero andar, solo quiero tenerte y ¡vaya! Pienso en mí…
Porque mejor no pensar ¿Qué quieres tú? Sí, sé que no estaba pensando en ti porque solo pienso en, el como me siento yo en este momento.
Lindos momentos de reflexión personal, de análisis interno, a ti te habrá pasado y quizás encontraste una mejor respuesta que la mía ¿Dije la mía? pero ¡Si yo no he logrado ninguna! ¿Cómo entonces digo es mejor?

El horizonte no pierde su esplendor, de algún lado aparece una nube y le encuentro forma, veo un cofre, imagino que el cielo se lo entrega a la tierra y le dice que dentro de él va el más preciado regalo que se le pueda hacer a esos que en ella habitan, y el obsequio es; la felicidad, los buenos deseos, ilusión, comunión.

En solitario, mirando el horizonte.
No deseo estar con alguien, pero lo encuentro contradictorio, quiero estar con este lugar evitando su soledad, sin platicar quizás y observando su horizonte ¿Cuántas ocasiones vimos el horizonte personal? Entonces vuelvo a la ceguez y entiendo de nueva cuenta que somos invidentes ante nuestros semejantes, ante la persona que nos ama o que decimos amar porque solo observamos nuestro yo y pensamos en nosotros, no en los demás.

Aquí no hay gritos perturbadores, música estridente, madres malhumoradas o niños llorones, aquí solo esta la naturaleza dejándose admirar, aquí se encuentra la musa inspiradora para el que sus sentimientos quiere dejar aflorar, aquí estoy yo recordándote.
►Eaglespy®◄

9/12/12

San Lunes

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Cuando se agarra el bebeviernes social, el sabadrinck sexual y el Domingorra de porra, la llegada del lunes es la peor calamidad para todos esos adictos a las reuniones.

Por eso ahora presentamos ¿presentamos 'kimo saby'?

Por eso ahora se les presenta: ... Ya, mejor léanlo y recuerden, lo que no hicieron los H próceres de la educación  para en su momento corregir el léxico aquí utilizado por domitila, no es posible que quien escribe, corrija.



 San lunes


    
Lunes, el día que la gran mayoría de gente trabajadora o estudiante no quisieran que llegue, ya que haber descansado el fin de semana entre disfrutar partidos de Fútbol acudir a la disco de moda o a la fiesta del amigo, trae ''crudas''consecuencias como le sucedió ese día a la señora Perpetua Cruz de Casas Grandes.
    
Después que Adriana, su ama de llaves le tocó la puerta de su recamara y le informó que ya pasaban de las 7 de la mañana, se levantó, duchó arregló y bajó a la cocina con un dolor infernal de cabeza, Domitila que ya se encontraba ahí con su acostumbrado tarareo de canciones no la escuchó entrar hasta que se le dijo;
— ¿Me quieres hacer el favor de bajarle a tu música? Me duele la cabeza
             — ¿Ya quére de tragar?
  — ¿Cuantas veces tengo que decirte que no se dice así? Se dice; desayunar, Comer o cenar  y sí ya quiero, también dame dos pastillas
—Uchalas, pos esas las va tener que ir a comprar asté porque no hay. Ya don jilemón se tragó las últimas que porque andaba con una retesaca y tamíen le dolía el esqueleto. Además deso el tendero ya no me quere fiar que porque no lian pagao
— ¿Como que? ¡Ayy! ¡Esto esta caliente! —Gritó la señora
— ¡Pos claro! ¿Que no vido que taba en la lumbre? en el refriegerador no se fríen los güevos ¿O sí?
— ¡Deja de estar de respondona! ¿Como que no han pagado en la tienda? ¿Desde cuando? ¿Cuanto se les debe? ¿Que te dice Filemón?
—Uchalas mi apendeja con su preguntadero, otra vez, pero dispacito porque no l’entendi ni mazorca pa’l elote.
             — ¿Que dijiste?
             — ¿’Ta soreca? ¿No se lavó las orejas o lentrió l’agua?
            — ¡Que no hables así...!
            — ¿Tons como? yo no sepo otro idioma
            — ¡Que no me contestes!
            — ¿Tons pa’ que pregunta?
            —¡¡Domitilaaa!!
            — ¡Uchalas que genio! ¿Pa que grita? Yo no toy soreca como asté
—Domitila, ya se me hizo tarde y tengo un compromiso muy importante, en  la noche platicamos con Filemón para que te dé el dinero del tendero. —Dijo molesta, enojada y con el dolor de cabeza que aún no paraba. Se dio media vuelta, saliendo de la cocina en donde Domitila se quedó diciéndole;
— ¿Ya se va tan temprano a juegar baraja? —Y volvió a sus labores de seguir cocinando, porque al parecer la señora ya no escuchó

Momentos después, la voz de su primo Chón le interrumpe sus quehaceres porque le preguntó:
             
—Domi, ¿Qué le hiciste a la patrona que se fue enojada?
            — ¡Quétimporta! yo ni lice nada.
            —Ah bueno, ¿Vas a querer que te acompañe al mercado?
— ¿Mercáo? ¡si tú, ándale...! Siguramente pa recogier lo que tiran porque ni me diejaron nada de dinero pa comprar. El tendero ya no me fía, el lechero ta nojao que porque la leche no se la riegalan y nomás si hacen tarugos diciendo que’l gobierno, que las crisis y que ni les pagan que porque’l dólar subió, así que no, no voy ir al mercao
—Domi, a mi me dejó dinero don Filemón para que te lo diera, me dijo que se le olvidó dejártelo por la resaca del fin de semana y aquí está. Son $500.00
— ¿Quinientos pesos? ¿Y con esto voy a compriar pa que traguen todos?
            — ¿Se te hace poco?
— ¿Se ti hace mucho? ¡Tú si que tas güey! ¿Que no sabes que ya subió la gasolina, el dólar, la luz, el gas y los impuestos?
—Pero eso no es comida Domitila, ¿Que tiene que ver? Tú vas a comprar carne, verduras, tortillas, pan y algo más que te haga falta.
—Y todo eso ¿No paga impuestos de tráir del estranjero pa'ca, no gastan gasolina pa moverlo, luz pa esibirlo, a los pínchis sindicatos? —Haciendo una pausa y mirándole fijamente, añadió
— ¿Queres que le siga? porque todo eso lo cobrian en cada cosa que vas a comprar y más en los superes mercados
—Domi, es supermercados y a mi se me hace que estas equivocada, ¿Como van a traer la carne o las verduras del extranjero?
—Te digo que tas re güey, ¿Acaso no vites que yasta los forrajes los tráin di allá? ¿Ya porque tu apá ni siembra eh?
             —Domi es que estamos acabando con el planeta...
 — ¿Tamos, Kimo Saby? Tú sí que tás como los diputeiboles o el preciso, solo l’echan la culpa a ''tamos'', pero ni hacen nada, güeno sí, ellos siacen güeyes manosiando la prostitución.
—Domi, ¿Ya vas a empezar a hablar de los políticos? ¡Que no es manosiando la prostitución, es; corrigiendo la constitución! Mejor al rato regreso, ahorita voy a comerme un buen menudo con doña Juana para curarme la ''cruda'' que también traigo y me esta matando.
— ¿Cruda? cruda la que te va dar cuando veas lo que ti van a cobrar y ora cuchala, cuchala questoy trabiajando.
                                            ►Eaglespy®◄


Alguna similitud con lo vivido en la vida real, es solo coincidencia. 
No se preocupen por la llegada del lunes, preocúpense por cosas que valgan la pena como por ejemplo: que su torta no se las hagan de jamón  que el perico de la vecina sea pedorro o que a su maestra no le moleste que lleguen tarde.

Hasta la próxima.

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